miércoles, 6 de octubre de 2010

Ícaro y Dédalo.

Dédalo que era un constructor y arquitecto de la isla de Creta, contruyó un laberinto para encerrar el horrible Minotauro que deboraba humanos. Una vez Teseo derrotó a la criatura el rey de Creta, Minos, encerró en el labertinto a Dédalo y a su hijo Ícaro. Para salir de él Dédalo fabricó unas alas de cera para salir volando de allí. Cuando el joven Ícaro hubo salido volando del laberinto, se acercó tanto al Sol que sus alas se derritieron e Ícaro cayó en al mar.

Ejemplo:

Volar, volar, del suelo despegarse,
ser hermano del águila en la altura,
cruzar en desafío la estatura
de las cumbres que empiezan a nublarse.
Y agitando las alas, elevarse
hacia el sol, y sentir su quemadura,
ver la tierra, lejana miniatura,
y las estrellas ante mí apartarse.
Y a mi padre gritando sus consejos
con el temor de que si voy más lejos
al desastre me pueda aproximar...
Si el brío juvenil es invencible, 
¿por qué cayendo estoy? ¿Cómo es posible
que en mi descenso me ha tragado el mar?

Jaime Torres Bodet

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