sábado, 23 de octubre de 2010

Prometeo

Prometeo era hijo de Jápeto y de Asia. Prometeo engaño a Zeus puesto que el humano era un gran defensor de su especie. El engaño consistió en ofrecer al dios del cielo un buey sacrificado pero dividido en dos partes: una con la piel, las carnes y las vísceras. La otra los huesos pero cubiertos de grasa. Zeus eligió los huesos cubiertos de grasa. Cuando se dio cuenta de su error se enfadó muchíssimo. Zeus se vengó de la humanidad robándole el fuego. Entonces, Prometeo subió al Olímpo y lo robó del carro de Helios.
Después de esta segunda ofensa Zeus se volvió a vengar pero esta vez por partida doble: una de la humanidad y otra de Prometeo. El dios de los dioses creó una joven llamada Pandora. La chica debía bajar y casarse con Epimeteo, el hermano de Prometeo, que tenía guardados en una caja los males de la humanidad: pobreza, dolor... Finalmente, Epimeteo abrió la caja y destapó todos los males de la humanidad.

Ejemplo:
Cubre tu cielo Zeus
con un velo de nubes
y juega-tal un mancebo
que cardos troncha-
en encinares y montañas.
Empero mi Tierra
deja en paz
y mi cabaña que tu no edificaste
y mi hogar
por cuyo fuego
tu me envidias.
¡No conozco nada más mísero bajo el sol
que vosotros dioses!
Pobremente nutris
con sacrificios
y aliento de oraciones
vuestra majestad
y moriríais
si pordioseros y niños
no fueran locos sin esperanza.
Cuando era un niño
no supe por qué la mirada
al sol volví, perdida,
como si alguien mi lamento oyera arriba
y hubiera un corazón que, como el mío,
pena tuviera del que sufre.
¿Quién me ayudó
contra la furia de los titanes,
quién me salvó de la muerte
y de la esclavitud?
¿Acaso tu mismo no lo culminaste todo,
sagrado y ardiente corazón,
y te consumiste, juvenil y bueno,
engañado, esperando el rescate
del Durmiente ahí arriba?
¿Venerarte yo a ti? ¿Para qué?
¿Has mitigado los dolores de los ofendidos?
¿Has enjugado las lágrimas de los angustiados?
¿Hombre quizás no me formaron
el tiempo omnipotente
y el eterno destino
-mi señor y el tuyo?-
¿Creíste tal vez
que odiar debía la vida
y huir al desierto
porque no todos los sueños maduraron?
Aquí me afianzo
y formo hombres
según mi idea.
A ese linaje semejante a mí
para que sufra y llore,
goce y se alegre
y te desprecie
¡Como yo!
Johann Wolfgang Goethe

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